Que el Covid nos ha empujado a acelerar el proceso del teletrabajo es algo que ya nadie puede discutir.
Que el teletrabajo era una anhelo de la mayoría de personal que realiza trabajos con un simple ordenador, es sabido por todos
Pero, que al finalizar la pandemia, la inercia del teletrabajo se iba a desacelerar como lo está haciendo, eso sí que quizás nos ha pillado un poco por sorpresa.
Las buenas voluntades de las grandes empresas parecían dibujar un escenario ideal de cierta libertad por parte de los empleados para elegir la forma en la que desempeñar sus funciones. Pasado ese momento más de obligación que de voluntad, podemos comprobar que aquella manida frase de que «el teletrabajo ha venido para quedarse» ya no tiene tanta fuerza.
El teletrabajo una opción que todos debemos contemplar
Aun así, guste o no tanto a las empresas como a los empleados, el trabajo en remoto es una opción que todos debemos contemplar y que, en la medida de lo posible, promocionar como una mejora en la vida de los empleados, pero también en la productividad y eficiencia de las empresas.
Y el debate no es este, el debate es cómo implementar en las empresas la forma más optima de equilibrar los derechos y los deberes y compatibilizarlos con los requerimientos de las empresas. Una fórmula compleja, pero que debemos resolver.
La solución pasa por sentarse y que todas las partes expongan necesidades y encontrar una solución que, más allá de lo que pueda marcar la ley de turno, complazca a todas las partes.
En ICM hemos preguntado a todos qué querían hacer y la respuestas, como era obvio, han sido muy dispares. Pero nos ha sorprendido que, en una mayoría absoluta, todos querían tener ciertos días de asistencia a la oficina y de intercambiar vivencias y tiempo con los compañeros. Y creo que ha sido saludable para todos.
No obstante, el objeto de esta entrada quiere hablar del trabajo y no tan solo del teletrabajo.
Entendemos el trabajo en remoto cuando un empleado desempeña sus funciones conectándose telemáticamente al punto de acción. El teletrabajo es un ejemplo más, pero existen multitud de tareas que se realizan en formato remoto.
ICM desarrolla el 99% de sus funciones de forma remota. Nos dedicamos a administrar plataformas de clientes que pueden residir en el Cloud Privado de ICM, en Clouds Privados como Azure o AWS o bien incluso en casa de clientes. A todos ellos, accedemos remotamente para administrarlos.
El trabajo en remoto se lleva a cabo cuando las manos que ejecutan las tareas y el objeto de las tareas se encuentran en zonas geográficas y, por ellos, se deben llevar a cabo trabajos en remoto.
Históricamente, la tecnología ha ido evolucionando a aumentar el número de tareas que se pueden realizar en remoto. En un inicio, si no tenías un conjunto de teclado/ratón/monitor para conectarte a los sistemas, difícilmente podías trabajar la plataforma. Ahora, si bien los elementos coinciden (teclado/ratón/monitor), los sistemas a los que te conectan suelen estar siempre en remoto.
Desde sistema servidores, como en puestos de trabajo virtuales, a ERP online o a aplicaciones Cloud, el trabajo en remoto es una condición práctica y con una evolución que llegará a implantarse de forma general.